Los efectos que México está experimentando del problema de la obesidad sucedieron debido a un cambio en el estilo de vida y en la dieta. Una combinación de comida rápida, televisión, y el sedentarismo son las causas de esta epidemia. Dado que los juegos de vídeo y la televisión se hicieron más populares, menos actividad física estuvo incluida en el crecimiento de los niños. Las escuelas se han convertido también en un campo de juego justo para las empresas las cuales tienen el objetivo de convertir a los niños a consumidores, especialmente de bebidas azucaradas. Los niños también son el blanco de restaurantes de comida rápida, que ofrecen los juguetes con sus comidas.
El país ha pasado de sus comidas tradicionales y nutritivas, compuesto principalmente de frijol y maíz, a platos más procesados de comida rápida. En un período de varios años México experimentó un descenso del 30% en el consumo de frutas y verduras, 50% en frijol y un aumento del 40% en el consumo de bebidas azucaradas. La percepción de la comida rápida se ha convertido en un símbolo de estatus en México y como resultado de ello ha distorsionado los antiguos hábitos de comer causando desnutrición en niños y adultos.
La norma ha cambiado y ahora es normal ver a un niño consumir un refresco antes de la escuela en la mañana, así como beber refrescos durante el día. Lamentablemente aún no existe una prohibición gubernamental de mantener estos elementos de que se vendan en las escuelas. A pesar de que los hábitos alimenticios y el ejercicio son una opción personal, también es cierto que la publicidad no siempre es clara y precisa. Cuando un producto se anuncia como “natural” no siempre se mencionan los productos químicos y los azúcares que contiene. La información nutricional no siempre está disponible, como consecuencia la gente no sabe lo que come y cómo les afectará.
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